miércoles, 25 de enero de 2012

Qué son los factores de transferencia y qué tienen que ver con la fibromialgia‏


Qué son los factores de transferencia y qué tienen que ver con la fibromialgia
 

Los enfermos de fibromialgia están comenzando a escuchar cada vez más
acerca de los factores de transferencia, pero muchos se preguntan qué
son, pues no hay mucha información acerca de ellos. Voy a tratar de
explicártelo de la forma más comprensible posible.
Más o menos todos sabemos que tenemos un sistema inmune, que llamamos
familiarmente “las defensas”. Este sistema inmune es el encargado de
protegernos de las enfermedades, ataques externos, virus y demás.
Los factores de transferencia, descubiertos ya en 1949, pero no
desarrollados científicamente hasta hace poco, son una parte muy
importante de este sistema inmune. Pero, curiosamente (aunque no nos
extrañamos) totalmente ignorados por la medicina oficial. Y esto,
hablando de fibromialgia, tiene más que mucha importancia, tiene TODA
la importancia, pues una de las teorías más aceptadas sobre el origen
de la fibromialgia es que es provocada por el propio sistema inmune.
Es catalogada dentro del grupo de las enfermedades autoinmunes, es
decir, el propio sistema inmune es el causante de la enfermedad en
lugar de la solución.
El papel de los factores de transferencia parece que es vital en el
funcionamiento del sistema inmune. Su función es la de transmitir toda
la información del sistema. Imagina, el sistema inmune tiene que
reconocer los ataques, recordarlos y reaccionar. En resumen, los
factores de transferencia son absolutamente claves, pues si la
información se transmite adecuadamente, el sistema reconocerá un
ataque externo a tiempo de solucionarlo, y actuará adecuadamente.
Se ha descubierto que los mamíferos transmiten esos factores de
transferencia a través de la leche materna de los primeros días,
llamada calostro. Y se ha comprobado también que la información que
comparten estas pequeñas moléculas es común a todas las especies.
Es decir, el humano puede consumir por vía oral esos factores y
aumentar su capacidad de respuesta inmunitaria aunque sea proveniente
de otros animales, como la vaca, por ejemplo.
Esto no es nada nuevo, desde hace miles de años, en muchas culturas de
todo el planeta, incluída la nuestra, se consumía el calostro de la
vaca sabiendo de sus propiedades curativas.
 

Y la experiencia que han tenido algunas empresas que ya vienen
desarrollando sus investigaciones y comercializando los factores de
transferencia de calostro bovino hace más de 14 años confirman esto.
Miles de personas han probado estos productos más que
satisfactoriamente.
En el caso de la fibromialgia, las personas que han tomado los
factores de transferencia afirman que ya no está tan claro que sea una
enfermedad incurable, su experiencia no puede ser mejor.
Una vez más, podemos comprobar que la naturaleza, unida a la ciencia,
nos brinda mejores medios, sin efectos secundarios, solucionando el
problema verdadero en lugar de los síntomas.
 

« Qué son los factores de transferencia y qué tienen que ver con la fibromialgia
Elisabeth descubre que tiene fibromialgia
 

La consulta del médico, con sus paredes blancas, su instrumental junto
a la camilla de al lado, y las vitrinas de cristal llenas de
medicamentos detrás del doctor eran una escena que Elisabeth
recordaría mucho tiempo.
Se le quedó grabado en la mente esa imagen, y la cara del doctor
impasible cuando le dijo la noticia después de ver los resultados:
“Tienes fibromialgia. Nunca es seguro porque no hay una prueba
definitiva para esta enfermedad, pero todas las pruebas y los síntomas
indican eso”.
“¿Qué quiere decir?”. Respondió ella. “¿Que no saben lo que tengo?”
“Sí, si hay una seguridad casi total, hemos podido diagnosticar con
casi total seguridad, sólo que la fibromialgia es una enfermedad muy
deconocida todavía. No se conoce verdaderamente la causa, y, por
tanto, no hay un análisis que nos pueda confirmar. Pero sí podemos
afirmar que la tiene, con mucha seguridad, por las diferentes pruebas
que hacemos.”
Elisabeth comenzaba a ponerse nerviosa y no paraba de moverse de lado
a lado en la silla. Se avalanzó hacia delante pegándose a la mesa del
doctor mientras le espetaba: “¿Todas las pruebas que me hicieron no le
bastan?”
Juan, su marido, que estaba sentado junto a ella, la contuvo un poco
poniendo su mano sobre el brazo de Elisabeth.
El médico continuó: “Hacemos varias pruebas para eliminar la
posibilidad de que sea otra enfermedad. Si todas las pruebas dan
resultado negativo y los puntos de dolor son los correspondientes,
como hemos visto en usted, el diagnóstico es bastante fiable.”
Más tranquila, aunque preocupada, Elisabeth se recostó hacia atrás y
de nuevo inquirió: “¿Y dice que no saben la causa?”
 
 
 
“Se cree que la causa es una combinación de problemas nerviosos y
musculares, pero todavía se está investigando.”
“Pues claro que es un problema muscular”, pensó Juan, “Así también me
hago yo médico”.
Elisabeth dijo: “¿Entonces?”
“No hay cura conocida, le daremos algunos analgésicos para el dolor,
pero esta enfermedad debe abordarse desde varios tipos de
tratamientos. Tratando de aliviar el dolor con los fármacos, con una
dieta adecuada y con ejercicio físico adecuado…”
“¿Ejercicio físico?” Dijo Elisabeth, “¡Pero si apenas puedo caminar!
¡Me duele todo!”
Entonces el médico dijo una frase que Elisabeth recuerda todos los
días, y que a ti también te la habrán dicho: “Debes acostumbrarte a
convivir con esta enfermedad.”
Días después Elisabeth y Juan se encontraron para comer con su amigo
Tony, que siempre les había hablado de la medicina natural, pero que
nunca habían tomado muy en serio. Ahora quizá era momento de empezar a
escucharle.
“El doctor nos dijo que la fibromialgia no tiene cura, mira, estas
son las medicinas que me dió. Me aliviaron algo el dolor, pero no
mucho.”
Tony observó los medicamentos y miró a Elisabeth sin atreverse a decir
nada. Elisabeth sabía qué estaba pensando Tony.
Le dijo: “Tony, ¿Voy a tener que tomar esto toda la vida?”
“Según lo que te dijo el médico si”, dijo Tony, pero ni hay que dejar
de ver más opciones, ya sabes que la opinión del médico depende mucho
de muchas cosas detrás, que no siempre son tu salud.”
 

“¿No exageras?”, dijo Elisabeth.
“Dímelo tú. Mira esta revista, justo este mes habla de fibromialgia.
Acaban de aprobar oficialmente en Estados Unidos un medicamento
específico para la fibromialgia, cosa que no se había hecho nunca
antes. El producto se llama Pregabalina (o Lyrica)…
¿Sabes lo que es? es un producto que usaban hasta ahora para combatir
la epilepsia. Nada del otro mundo… Te engordas como una vaca, te deja
medio atontada y con mareos todo el día, para eso mejor con dolor pero
despierta ¿no?, ¡ah! y esto esta bueno: puede producir ideas suicidas
en el paciente, y… que interesante… la empresa Pfizer, que lo produce,
triplicó sus ganancias en 2008 cuando fue aprobada por la FDA. Aunque
luego esta se desdijo y les mandó a juicio por lo peligroso y dañino
del fármaco. No te preocupes, todo se solucionó tras una pequeña
fianza de Pfizer de 1.600 MILLONES de dólares que pagó para aparcar el
juicio, y con la condición de poner en las indicaciones del producto
que podía producir ideas suicidas. ¿Qué crees que lo pusieron, en
letra grande o bien chiquita?”
Elisabeth no pudo contenerse, por un momento olvidó sus penas y echo
una carcajada bien grande. “Te cargas a medio mundo Tony, apuesto a
que seguirías ahora criticando a los jueces que aceptaron eso”.
“Por lo menos has conseguido hacer reir a Elisabeth, le has alegrado
un poco, el día”, dijo Juan. “Pero dime, ¿El producto ese sí que tiene
un beneficio ¿no?”
“Si”, dijo Tony, “pero como con muchos fármacos, tienes que
plantearte si vale la pena el daño que te hacen.”
Juan no acababa de convencerse ante afirmaciones tan fuertes. “Y las
asociaciones científicas, los congresos médicos con expertos, ¿no son
ellos los que marcan la pauta?”
Tony, miró a Juan paternalmente. “A estas alturas todavía no entiendes
de que va esto? ¡Es un negocio, y muy grande! ¿Quién organiza los
congresos de medicina? ¿Quién controla lo que se enseña en las
facultades de medicina? Mira, los congresos de medicina tienen un
organismo llamado “comité científico”. Ese comité controla todas las
presentaciones y ponencias que se expondrán en el evento. Todo lo que
se diga en ese congreso debe ser obligatoriamente aprobado por ese
“comité científico”. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues
generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica.”
“Esto es increíble”, dijo Juan. “Pero cambíemos de tema. Tony, ¿crees
que realmente no tiene cura la fibromialgia?”
Tony respondió: “Igual que no sabemos la causa tampoco sabemos si ha
habido una cura definitiva en los casos de mejoría. Pero acabo de leer
un libro sobre factores de transferencia y dice el autor que muchas de
las personas que se han tratado con ellos afirman que sí hay cura.
Después de tomar los factores de transferecia durante un tiempo, no
necesitaron tomar más”
“¿Factores de transferencia?” dijo Elisabeth, “¿qué es eso?”
Tony respondió con entusiamo: “Es una pequeña molécula, una proteína.
Es totalmente natural, la extraen de la leche de la vaca, y es el
responsable de la comunicación e inteligencia entre las células del
sistema inmune. Hay muchas pruebas ya hechas, y ha demostrado ser
efectivo con decenas de enfermedades, cáncer, psoriasis, asma, pero
lo interesante es que en los casos de fibromialgia ha dado muy buenos
resultados.”
“¿Y dices que hay gente que está totalmente curada?” Se abalanzó Elisabeth.
“Ya sabes que en fibromialgia no hay un examen definitivo, pero lo
cierto es que muchas personas que se han tratado con factores de
transferencia no han vuelto a tomar el tratamiento y aún así no han
vuelto a tener ningún síntoma”. Dijo Tony.
“Pues eso ya es muy esperanzador” Dijo Elisabeth. “¡Desde luego, con
esos datos tan positivos, hay que probarlo!”
“Desde luego”, respondió Juan.
Tony asintió con la cabeza.
Los tres se miraron y decidieron que en cuanto se laventaran de la
mesa irían a averiguar cóm conseguir esos factores de transferencia.
Esta historia tiene final feliz, pero la protagonista de ese final
feliz no es Elisabeth si no… TÚ.
 
 
 
NAMASTE
Que Dios te bendiga...

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