martes, 27 de marzo de 2012

LA RESACA


La resaca

"¿Cómo puedo haberlo hecho? ¿Cómo puedo haberlo dicho?
Aunque eso era lo que quería, aun así me siento avergonzado,
culpable y asustado."
Esta es una reacción común ante conductas de recuperación nuevas,
emocionantes. Cualquier cosa que hagamos para adueñarnos de nuestro
poder y cuidar de nosotros mismos puede disparar sentimientos de
vergüenza, de culpa y de miedo.
No tenemos por qué permitir que estos sentimientos nos controlen.
Son un contragolpe, una resaca. Déjalos desintegrarse.
Cuando empezamos a confrontar y a atacar sentimientos y mensajes,
experimentaremos algo de resaca. La resaca es lo que habíamos
permitido que controlara toda nuestra vida, sentimientos de
vergüenza y de culpa.
Muchos de nosotros crecimos con mensajes, con base en la vergüenza,
que nos decían que no estaba bien cuidar de nosotros mismos, ser
honestos, ser directos y adueñarnos de nuestro poder con la gente.
Muchos de nosotros crecimos con mensajes que decían que no estaba
bien ser quienes éramos y resolver nuestros problemas en las
relaciones con los demás. Muchos de nosotros crecimos con el mensaje
de que lo que queríamos y necesitábamos no estaba bien.
Deja que todo eso se queme hasta desintegrarse. No tenemos por qué
tomarnos tan en serio la resaca. No permitamos ya que la resaca nos
convenza de que estamos equivocados y de que no tenemos derecho a
cuidar de nosotros mismos ni a fijar límites.
¿Realmente tenemos derecho a cuidar de nosotros mismos? ¿Tenemos
realmente derecho a fijar límites? ¿Realmente tenemos derecho a ser
directos y a decir lo que necesitamos decir?
Por supuesto que lo tenemos.

Hoy dejaré que se desintegre la resaca que siento después de
practicar una nueva conducta de recuperación. No la tomaré tan en
serio. Dios mío, ayúdame a dejar ir mi vergüenza y mis miedos
innecesarios acerca de lo que me ocurrirá si realmente empiezo a
amarme y a cuidar de mí mismo.

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Equilibrio

Busca el equilibrio.
Equilibra las emociones con la razón.
Combina el desapego con desempeñar tu parte.
Equilibra el dar con el recibir.
Alterna el trabajo con el juego, el negocio con las actividades
personales.
Equilibra el atender a tus necesidades espirituales con el atender a
tus otras necesidades.
Combina el cumplimiento de las responsabilidades que tienes para con
los demás con el cumplimiento de las responsabilidades que tienes
para contigo mismo.
Equilibra el cuidar a los otros con el cuidado a ti mismo.
Cada vez que sea posible, seamos buenos con los demás, pero seamos
buenos con nosotros mismos también.
Algunos de nosotros tenemos que recuperar el tiempo perdido.

Hoy lucharé por lograr el equilibrio.

Con afecto

Susana Perez

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