lunes, 27 de junio de 2011

CONFESION DE IMPULSO SEXUAL

- Padre, perdóneme porque he pecado (voz femenina)


-
Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?

- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.

- ¿Cómo es eso, hija?


- Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo

que no sé como describirlas....

-
Hija, por favor, que también soy un hombre...

- Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.


-
Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?

- No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a

estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.

-
¿En serio?

- Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...


-
Hija, ¿tendida cómo?

- De espaldas al suelo, hasta que se me pase la tensión...


-
Y qué más?

- Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.


-
¿Y qué más?

- Como que espero un poco de calor que me alivie...


-
¿Calor?

- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...


-
¿Y cuan frecuente es esa tentación?

- Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos

sobre mi piel me darían mucho alivio...

-
¡Hija!

- Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje

entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...

-
¿Por ejemplo yo?

- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede

aliviar.

-
Perdóname , hija mía, pero necesito saber tu edad...

- Setenta y cuatro, padre.


- Ay
Hija, vete en paz y no estés jodiendo que lo tuyo es reumatismo...



No hay comentarios:

Publicar un comentario