miércoles, 25 de abril de 2012

LA ASTROLOGIA


n nuestros tiempos, la astrología ha llegado a ser considerada una explotada
sofisticación y, como el clarividente, el astrólogo es tenido por charlatán, y no sin razón, al
observar los anuncios que se encuentran en la mayoría de las publicaciones ofreciendo el
trazado de horóscopos que abarcan desde el nacimiento hasta la tumba por la magnífica
suma de diez centavos y hasta por sólo una estampilla, lo que justifica en cierto modo el
apelativo de "fakir" que se atribuye. Esta Instrucción tiene, por objeto mostrar otro aspecto
de la astrología que no se conoce generalmente: señalar sus alcances y limitaciones.
Hay dos clases de astrología y dos clases de astrólogos: unos no sacan nunca el
horóscopo del solicitante sino que solamente preguntan el mes del nacimiento, cuyo dato
les indica en que signo estaba el Sol cuando nació esa persona. Entonces copian de un
libro o de una serie de doce fórmulas mimeografiadas que dan el "sino" de la persona.
Para cualquier mente razonadora es evidente que hay más de doce clases de personas
en el mundo, y de acuerdo con ese método habría una similaridad de vida en el caso de
cada doce personas pero sabemos que ni dos personas tienen nunca las mismas
experiencias, que cada vida es diferente de las de los demás, y que cualquier método que
no haga tales distinciones debe ser completamente falso. El astrólogo de los 10 centavos
es un buen hombre de negocios. Sus "lecturas" mimeografiadas, gastos de correo, etc.,
no más de dos centavos, así que siempre saca una ganancia de ocho centavos en cada
horóscopo (?). Comercialmente, ese es un beneficio enorme, pero se reduce a la
insignificancia por el hecho de que en cada caso el astrólogo (?) obtiene la dirección de
un tonto, al que le sacará el jugo notificando a sus clientes de vez en cuando que ciertos
hechos futuros van a ocurrir muy pronto, y que se los revelará previo pago de un dólar.
Seguirá trabajando así a su víctima sistemáticamente hasta que por último la experiencia
le haya enseñado a ésta el valor de los pronósticos de aquél, y entonces esas víctimas
son las que gritan contra la astrología diciendo que es un fraude o una locura.
El método científico exige en primer lugar, el día, mes y año de nacimiento, pues toma en
cuenta a todos los nueve cuerpos celestes del sistema solar, y sabe que en cada
momento tiene entre si ciertas posiciones relativas. La misma posición no se repetirá otra
vez hasta que haya pasado un año sideral, el que se compone de 25.868 años ordinarios,
así que si un niño naciera hoy se necesitarían 25.868 años más antes de que otro niño
pudiera nacer con el mismo horóscopo. Pero aún esos datos no son suficientes, pues se
estima que cada segundo nace un niño y éstos sumarían en un día 86.400, cuya
experiencia en la vida sería igual si sólo el día de nacimiento fuera lo que se tomara en
consideración. Por consiguiente el astrólogo científico pide también la hora y el lugar del
nacimiento, además del día, mes y año, pues hay personas que nacen en el mismo sitio y
a la misma hora y minuto; hasta los gemelos o mellizos pueden nacer con veinte minutos
o varias horas de díferencia, y ésto produce también una gran diferencia. Cuando
proceden de la misma envoltura y se parecen, habrán nacido con el mismo signo zodiacal
que estaba elevándose por el Este, porque ese es un factor importante para dar forma al
cuerpo, pero cuando nacen en envolturas separadas y desemejantes, el cálculo
demostrará el hecho de que el final de un signo estaba elevándose cuando nació el uno,
mientras que se elevaba el principio del signo próximo cuando nació el segundo, o, si hay
varias horas de intervalo entre uno y otro, podrá haber varios signos zodiacales entre
ellos, porque como la Tierra gira todo el día sobre su eje, hace un signo nuevo cada dos
horas en el ecuador, pero cuanto más cerca se esté del polo algunos signos pasarán más
rápidamente debido a la inclinación del eje terrestre, así que a veces puede haber varios
signos entre el nacimiento de los gemelos, lo que hará sus vidas muy diferentes.
Sin embargo, cuando los niños nacen en el mismo lugar y al mismo tiempo, hay también
una semejanza marcada en sus vidas. Se recuerdan varios de esos casos. Un ejemplo
bastará: Un señor llamado Samuel Hemmings nació en el mismo sitio, en Londres, en la
misma hora y casi en el mismo minuto que el rey Jorge III, el día 4 de junio de 1738. Se
hizo negociante en aceros en el mismo día en que el rey fue coronado, se casó el mismo
día que su majestad, murieron ambos en el mismo momento, y todos los sucesos de sus
vidas se parecían unos a otros. La diferencia de estado impidió que ambos fueran reyes,
pero en el mismo día en que el uno era coronado como monarca de un reino, el otro se
convertía en un hombre de negocios independiente.
La Astronomía es respecto de la astrología lo que la anatomía respecto de la fisiología. la
Anatomía nos cuenta los hechos en sí, nos dice dónde se encuentran los órganos
constituyentes del cuerpo, así como su estructura, y la Astronomía nos da los datos
respecto a los cuerpos celestes. Pero, al fisiólogo es a quien corresponde enunciar la
utilidad de las diferentes partes orgánicas del cuerpo, que es lo que presta valor a aquel
conocimiento. Y así es también la parte que le corresponde a la Astrología, la de explicar
los significados de las mutables posiciones relativas de los cuerpos celestes respecto a
los actos de la humanidad. No se necesita argumentación alguna para probar que la
condición química de la atmósfera terrestre es por la mañana diferente de la de por la
tarde, o de la del mediodía. Vemos también los cambios que se producen en las diversas
estaciones, y reconocemos que son debidos al cambio de posición del Sol. Reconocemos
el efecto de la Luna sobre las marcas, etc. Esos cuerpos celestes se mueven muy de
prisa y están produciendo constantemente cambios en las condiciones atmosféricas de la
Tierra; y en estos días de radiotelegrafía no ha de ser muy difícil concebir que los otros
cuerpos celestes también producen efectos. Como hemos ya visto, esos cambios son tan
numerosas que las mismas condiciones químicas no pueden repetirse más que a
intervalos de 25.868 años. Vemos pues que las condiciones electroestáticas de la
atmósfera en el momento en que el niño aspira su primer aliento, imprimen en cada
átomo del pequeño cuerpo sensitivo una marca individual. Es como si se cargara una
batería eléctrica nueva, y cualquier cambio de las condiciones atmosféricas afectará a
ese cerebro diferentemente que a todos los demás, porque su marca original es distinta
de la de los otros.
Muchas personas tienen la idea de que la astrología es fatalista y si bien a primera vista
puede parecer que así es, un estudio más profundo demostrará que esa idea es errónea,
que todas nuestras penas y tristezas son el resultado de la ignorancia, y el conocimiento
puede prevenir cualquier infortunio si se aplica a su debido tiempo; y con objeto de
comprender la amplitud de nuestro libre albedrío debemos reconocer el hecho de que el
resultado de nuestras obras pasadas se efectúa mediante un triple proceso de
maduración.
En primer lugar hay causas que han seguido su curso sin ser modificadas por otros actos,
y están tan cerca de producir efectos que son semejantes a la bala disparada de una
pistola; está más allá de nuestro poder el detenerla y hay que dejar que siga su curso
para bien o para mal. A éstos se les llama en ocultismo causación "madura", y se ven
claramente en el horóscopo cuando éste se hace debidamente. Por supuesto, no nos
será beneficioso en un sentido el conocerlas cuando no podemos evitarlas, pero algunas
veces podemos alterar las condiciones bajo las cuales esa causación madura se gasta
por sí misma, y en eso reside la esperanza. Vemos las nubes pasajeras y sabremos
cuando habrán gastado su furia, lo que nos da una esperanza que no tendríamos a no
ser por los pronósticos astrológicos.
La segunda clase de causas se generan y trabajan cada día: una especie de "pago
conforme se negocia". Estas causas pueden anularse o rectificarse conociendo la
astrología. Las tendencias individuales también se ven en el horóscopo.
La tercer clase de causas son las que estamos poniendo en movimiento, pero que no
podemos trabajar por el momento. De estas se salva uno mediante el ajuste apropiado en
los últimos años de la vida o en vidas posteriores. El horóscopo nos ayudará
mostrándonos nuestras tendencias, de manera tal que entonces podamos tener cuidado
en los momentos críticos, trabajando con todo nuestro poder para aprovechar las buenas
oportunidades y haciendo los esfuerzos posibles para librarnos de alguna mala tendencia.
Para ilustrar la obra de la Ley de Consecuencia con relación a las predicciones, podemos
citar algunos casos que hemos experimentado nosotros mismos. El señor L., un
conferenciante popular, muy conocido, no había estudiado nunca la astrología, pero se
interesó por ella y ofreciéronse a enseñársela. Con objeto de dar mayor interés a su
estudio se empleó como base su propio horóscopo, pues de esa manera podría
comprobar las interpretaciones de su pasado y llegar así a una mejor comprensión del
asunto que si se hubiera empleado el horóscopo de algún otro. En el curso de los
cálculos se vio que Mr. L., estaba sujeto a frecuentes accidentes. Figuraban en los
cálculos, accidentes y sucesos en los días en que habían tenido lugar, lo que impresionó
mucho a Mr. L.
Después se observó que el 21 de julio de 1906, tendría lugar otro accidente que afectaría
la parte superior del pecho, los brazos, el cuello y la parte inferior de la cabeza y también
que ese accidente tendría lugar en el curso de un viaje corto. Se recomendó pues al
señor L. que en Luna nueva que tendría lugar aquel día y que era el factor que produciría
ese suceso, se quedara en su casa y también en el séptimo día después, siendo éste
último aún más peligroso que el primero. Quedó tan impresionado que prometió hacerlo
así .
Un poco antes del tiempo crítico escribimos al señor L. desde Seatle, para recordarle el
asunto y contestó diciendo que lo recordaba muy bien y que tendría cuidado.
La próxima comunicación se obtuvo de un amigo de ambos, en la que decía que en el día
crítico, 28 de julio, el señor L. había ido a Sierra Madre en un tranvía eléctrico y que al
cruzar las vías del ferrocarril tuvo lugar un choque con un tren, quedando el señor L.
herido en las partes indicadas por la predicción sufriendo además una lesión en un
tendón que no había sido predicha.
Era muy difícil comprender, por supuesto, como el señor L. había descuidado la
advertencia, habiendo quedado tan impresionado por la realidad del peligro predicho. La
contestación se obtuvo tres meses después, cuando aquél pudo escribirnos. Y decia: "
yo creí que el 28 era el 29". Este es un caso muy claro de causación "madura" que no
podía evitarse. En otros casos se ha prevenido contra accidentes a otras personas, las
que siguiendo las instrucciones dada, escaparon a ellas, pero decían después: ¿cree
usted realmente que hubiera yo salido herido si no hubiera seguido mis consejos? ¡Ahí
está la dificultad! La gente no cree en ello hasta que la experiencia los golpea, como al
señor L. este escribía: "Esos accidentes me han dado un respeto muy profundo por la
astrología". Pero, ¿es ese el único medio que tenemos de aprender? Si es así, tanto peor.
Es una verdad el decir que "ningún hombre vive para sí mismo". Todos nos afectamos
unos a otros. Y esto se ve también en el horóscopo. La muerte de los padres puede verse
particularmente en el propio horóscopo, pues aquéllos fueron la fuente del cuerpo en que
vivimos, y muy a menudo, cuando no se conoce la hora del nacimiento, un buen astrólogo
puede encontrarla deduciéndola de los principales acontecimientos de la vida,
especialmente si se le indica el tiempo en que murieron el padre y la madre. El marido y
la esposa están también tan ligados que los grandes acontecimientos de la vida del uno
se ven en el horóscopo del otro. Tuvimos noticia de un caso hace algunos años, en el que
previno a la señora F. contra el peligro de ruptura de relaciones entre ella y, el señor F.
Se le dijo a la primera que un viaje que iba a hacer quedaría suspendido así como su
posición social, pues eran gente de sociedad. La señora confesó que en efecto había
proyectado un viaje a Europa, pero rechazó la idea de abandonarlo y, preguntaba si el
señor F. estaba en peligro de muerte. La contestación fue: ¡Peor que eso! Pero como era
un asunto delicado y ella era una extraña, no se podía decir más, salvo que el desastre
tendría lugar en el mes de noviembre. El catorce de ese mes su marido fue sentenciado a
cinco años de penitenciaría por haber violado criminalmente a una jovencita. El viaje fue
suspendido, por supuesto, y el ostracismo social se hizo sentir inmediatamente. Este
caso demuestra particularmente la delicada posición del astrólogo. Aun. que el pueda ver
y desear ayudar, los convencionalismos le impiden decir lo que prevee. En el caso
mencionado ello es evidente. Anhelando impedir el sufrimiento no le fue posible
prevenirlo. Por lo tanto, abogamos porque todos estudien Astrología. Ni aún el mejor
astrólogo, que al fin al cabo no es más que un extraño, puede mirar tan bien las vidas de
los que están cerca de nosotros y de los seres queridos, como nosotros que conocemos
mucho de su carácter y los convencionalismos no nos obstaculizarán tanto como a un
extraño. Además, comprar un horóscopo no puede nunca engendrar en nosotros la
simpatía por los demás que nos produciría el conocimiento personal de la astrología. En
una visita a Columbus, Ohío. Se le mostró al autor un horóscopo de un muchacho, hecho
por su tía. Se notó en seguida que el muchacho iba a atravesar una crisis que duraría
seis años., Durante ese intervalo muchas cosas, malas saldrían. A la superficie y todo
dependía del tratamiento que se le diera a aquél en su casa, y ¡pobre muchacho! la
ignorancia de las causas ocultas gobernaba la actitud de sus padres. En vez de
tolerancia, amor y simpatía, no obtenía más que sermones y castigo. ¿Cómo podía
esperarse que fuera bueno? Una gran simpatía fluyó del autor al comprender lo que el
pobre muchacho debería sufrir, y cuando el horóscopo de su hermana más joven le
reveló el hecho de que a los 14 ella sufriría una crisis análoga, sintió la necesidad de
enviar un aviso urgente a sus padres, aconsejándoles tuvieran piedad y cuidaran
cariñosamente a esa hija durante los pocos años que transcurrirían antes del comienzo
de la crisis, para que su hogar le fuera tan grato y querido que todos los amigos,
compañeros y otros lugares le parecieran áridos en comparación . Únicamente de esa
manera podría salvarse, la niña, y el autor deseó mucho que los padres hubieran seguido
sus consejos.
Esos misterios, los niños, los tenemos alrededor y entre nosotros De la manera cómo
resolvamos su enigma será el fruto que recojamos de nuestra protección. El hacer un
horóscopo ordinario para leer el carácter no está más allá del intelecto corriente. El
carácter es el destino, y si conocemos el carácter de un niño podemos adquirir para
nosotros mismos grandes tesoros en el cielo, fortaleciendo sus buenas tendencias y
ayudándolo con el ejemplo y con el precepto a evitar el mal. Uno de los mejores usos de
la astrología es, en opinión del autor, determinar el carácter de los niños y educarlos en
forma tal que se vigoricen sus puntos débiles y se amortigüen las tendencias hacia el mal.
En la lectura del carácter la astrología se interepreta correctamente en el noventa y medio
por ciento de los casos por los astrólogos más experimentados, y ningún padre puede
beneficiar más a un hijo suyo que obteniendo su horóscopo, salvo que pueda o quiera
aprender a hacerlos él mismo. En caso contrario, se puede pedir a un amigo que entienda
astrología, que haga un horóscopo para el niño.

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